El vertiginoso avance de las tecnologías en distintos ámbitos del quehacer de nuestra sociedad, ha traído consigo importantes desafíos. La aparición de internet, y sistemas de Inteligencia Artificial (IA) que permiten minimizar los tiempos de búsqueda y producción de recursos basados en la información disponible en las redes, han forzado un cambio de paradigma, en el cual la educación juega un rol fundamental, pues se emplaza una vez más a los sistemas educativos, a encontrar la mejor manera de incluir estas nuevas tecnologías en pos de la mejora de los aprendizajes. que irrumpen en nuestra sociedad actual. Así también, es importante resguardar que, en los estudiantes, no se generen relaciones de dependencia sobre estas aplicaciones, que vayan en desmedro del desarrollo de habilidades superiores, como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y de resolución de problemas. Asimismo, es importante velar por la integridad de la información que estas aplicaciones nos proveen pues, dentro de sus características, está la autonomía en su propio aprendizaje, lo que puede conducir a errores también. Otro aspecto importante a considerar, dentro de los desafíos éticos que este tipo de tecnologías nos plantean, lo constituye el minimizar brechas, garantizando la equidad y accesibilidad a este tipo de recursos, así como también plantear políticas claras anti-plagio, que consideren este tipo de incursiones. La invitación es a convertir estas nuevas tecnologías en poderosos aliados de los procesos formativos, buscando la manera de que se transformen en potenciadores de los aprendizajes, en contextos éticos y equitativos. Sin duda, la pandemia promovió la aceleración de este cambio paradigmático, generando un contexto donde los sistemas educativos se ven desafiados desde múltiples dimensiones. Una de ellas, la constituyen las preocupaciones éticas, que se fundan en la necesidad de resguardar procesos formativos amparados en la integridad académica. Desde la perspectiva de los docentes, al reto de mantenerse al día en sus saberes disciplinares, contextualizados, que exigen los actuales modelos orientados al desarrollo de competencias, se suma la necesidad de estar al día en los avances tecnológicos y buscar mecanismos que favorezcan su integración pedagógica. En este contexto, las instituciones deben apoyar con procesos de formación continua, que entreguen a los docentes las herramientas metodológicas que les permitan cumplir responsable y pertinentemente con su rol. Herramientas de IA, como el chat GPT, desafían a las instituciones a articular procesos en los que se resguarde la integridad académica, sin mermar la capacidad de innovación en el aula y las posibilidades de interactuar con las nuevas tecnologías
Fuente: Diario de concepción, 6 de mayo 2023